Sinopsis e introducción
El elenco, encabezado por un convincente Claes Bang en el papel del despiadado rey Kristián II de Dinamarca, Noruega y Suecia, y la carismática Emily Beecham como la astuta Kristina Gyllenstierna, viuda del regente Sten Sture el Joven, sostiene con solidez el tono agridulce de la narración. Bang construye un monarca complejo, capaz de alternar entre la crueldad calculada y momentos de inseguridad casi patéticos, lo que potencia el humor negro inherente a muchas de sus acciones. Beecham, por su parte, dota a su personaje de una inteligencia y determinación que contrastan con la brutalidad del entorno, ofreciendo un contrapunto femenino fuerte en un mundo dominado por la ambición masculina. La química entre ambos actores, así como las interpretaciones de los personajes secundarios (nobles intrigantes, mercenarios despiadados y clérigos oportunistas), contribuyen significativamente al dinamismo de la película, donde las tensiones políticas se entrelazan con diálogos mordaces y situaciones grotescas.
Mención a parte merecen las heroínas de la cinta, Sophie Cookson y Alba August. Sophie Cookson interpreta a Anna Eriksson, una de las hermanas que busca venganza tras la masacre de su familia. Su personaje comienza como una joven a punto de casarse, cuya vida se ve brutalmente destrozada por los acontecimientos. A lo largo de la película, Cookson muestra una notable transformación. Inicialmente vulnerable y afligida, Anna evoluciona hacia una figura decidida y sedienta de justicia. Cookson logra transmitir de manera convincente este arco de personaje, mostrando tanto la fragilidad emocional inicial como la creciente determinación y ferocidad a medida que se adentra en su búsqueda de venganza. Su interpretación aporta una conexión emocional con el espectador, permitiendo sentir la magnitud de su pérdida y comprender su motivación para la violencia. Además, su interacción con Alba August como Freja genera una dinámica interesante de apoyo mutuo y contraste de personalidades.
Por su parte, Alba August encarna a Freja, la hermana adoptiva de Anna. Freja es presentada como una guerrera hábil y silenciosa, con una presencia física imponente y una destreza notable con el arco. August construye un personaje enigmático y fuerte, comunicando mucho a través de su lenguaje corporal y sus intensos ojos, dada la naturaleza inicialmente muda de su personaje. Su interpretación es crucial para el tono de acción y venganza de la película. Freja es la fuerza bruta y la habilidad marcial que complementa la determinación de Anna. August logra hacer creíble su capacidad como luchadora y protectora, aportando un elemento de "antiheroína" al relato. La relación entre Anna y Freja, tal como la interpretan Cookson y August, es uno de los pilares de la película, ofreciendo momentos de tensión, camaradería y un vínculo inquebrantable frente a la adversidad. Su química en pantalla es palpable y esencial para que la trama de venganza resuene.
Las interpretaciones de Sophie Cookson y Alba August son fundamentales para el dinamismo y el tono de "Estocolmo 1520". Cookson aporta la carga emocional y la evolución del personaje principal, mientras que August ofrece una presencia física impactante y una intensidad silenciosa. Ambas actrices contribuyen al juego de humor negro al contrastar sus roles de mujeres en busca de venganza con la brutalidad y la absurdidad de los personajes masculinos que las rodean. Su alianza en pantalla es convincente y proporciona un fuerte motor narrativo para la película.
Uno de los aspectos más distintivos de "Estocolmo 1520" es su propuesta visual, que fusiona la ambientación de época con un lenguaje cinematográfico contemporáneo. Se percibe una clara intención de evitar la rigidez del drama histórico convencional, acercándose en ciertos momentos a la estética de directores como Taika Waititi (por su mezcla de humor irreverente y contexto histórico, aunque con un tono quizás menos abiertamente cómico) o incluso a las producciones de Yorgos Lanthimos (por la incomodidad que genera en el espectador a través de la puesta en escena y la exploración de la naturaleza humana en situaciones extremas, aunque con un humor más sutil y oscuro). Esta mezcla se evidencia en la planificación de secuencias, el uso de la cámara y un montaje que no teme romper el ritmo para enfatizar un gag visual o una reacción inesperada. La película se atreve a presentar la historia con una perspectiva desencantada, donde la nobleza y la religión no escapan al ridículo y la violencia se muestra sin edulcorantes, pero con una distancia que permite la ironía.
La película fue rodada principalmente en Lituania, que ofreció paisajes y arquitecturas capaces de recrear la Estocolmo del siglo XVI. La dirección de fotografía corrió a cargo del experimentado Marius Markevicius, un profesional con una sólida trayectoria en producciones europeas. Su trabajo en "Estocolmo 1520" destaca por una paleta de colores que tiende a los tonos oscuros y terrosos, reforzando la atmósfera opresiva y sombría de la época. Sin embargo, Markevicius también juega con contrastes de luz para enfatizar momentos clave o para subrayar la crudeza de ciertas escenas. La composición de los planos a menudo busca la frontalidad y la simetría, lo que contribuye a ese distanciamiento estilístico y a potenciar el humor en algunas situaciones.
En cuanto al vestuario, diseñado por un equipo que logra un equilibrio entre la autenticidad histórica y una cierta estilización cinematográfica, juega un papel crucial en la construcción de los personajes y la atmósfera. Los ropajes suntuosos y oscuros de la nobleza contrastan con la vestimenta más austera del pueblo, y los detalles en los trajes ayudan a definir la personalidad y el estatus de cada individuo. El vestuario no solo sirve como un elemento de ambientación, sino que también contribuye al juego visual de la película, enfatizando la rigidez de las normas sociales de la época y, en ocasiones, sirviendo como un elemento más dentro de la puesta en escena con fines cómicos o irónicos.Estocolmo 1520. El Rey Tirano es una propuesta cinematográfica arriesgada y estimulante. Su mezcla de rigor histórico (en los hechos fundamentales) con una sensibilidad moderna en su lenguaje visual y un humor negro incisivo la convierten en una experiencia cinematográfica que se aleja de los convencionalismos del cine histórico, ofreciendo una mirada ácida y entretenida sobre un episodio sangriento del pasado.
En definitiva, podríamos definir Estocolmo 1520. El Rey Tirano como una brillante sátira histórica con humor negro y pinceladas modernas.
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