Tristísima noticia la de hoy, a los 98 años, nos ha dejado Mariano Ozores, una figura ineludible del cine español, mucho más que un director de cine; un fenómeno cultural, un cronista de la sociedad española a través del humor, y un cineasta cuya obra, a menudo subestimada, merece, hoy más que nunca, una revisión profunda. Sin duda alguna, Mariano Ozores ha marcado a varias generaciones con su particular sentido del humor y su asombrosa prolificidad.
Su prolífica carrera, que abarca décadas, lo ha convertido en uno de los directores más activos de la cinematografía nacional, dejando tras de sí un legado de comedias que, para bien o para mal, forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones. Ozores ha sido un espejo de la sociedad española, adaptándose y, a menudo, definiendo los géneros de comedia que más éxito tuvieron en cada época.
Inicios y la Forja de un Estilo (Décadas de 1950 y 1960)
Los comienzos de Mariano Ozores en el cine se gestan en un ambiente familiar ya impregnado de arte y espectáculo. Hijo del actor Mariano Ozores y la actriz Luisa Puchol, y hermano de Antonio y José Luis Ozores, su destino parecía sellado desde la cuna. Sus primeros pasos los da como ayudante de dirección, forjando un conocimiento del oficio desde sus cimientos. La década de los 60 marca su consolidación como director, explorando el cine de género con un toque de comedia, aunque aún sin el desparpajo que lo caracterizaría.
Su debut como director llegó en 1959 con "Las dos y media y… Veneno", una comedia que ya dejaba entrever su estilo. Esta obra, o "El hombre de la isla" (1961), aunque no son sus comedias más recordadas, ya atisban su capacidad para la dirección y su interés por conectar con el público. Es en este periodo donde empieza a definir una forma de entender la comedia que se alejaría de la sofisticación para abrazar lo popular.
Durante esta primera etapa, Ozores se consolidó como un director hábil para la comedia amable y familiar, a menudo con un toque de costumbrismo. Películas como "Salto mortal" (1962) o "El turismo es un gran invento" (1968), con Paco Martínez Soria, son ejemplos de este periodo. En ellas, se exploraban los cambios sociales y los enredos típicos de la España de la época, siempre con un tono desenfadado y dirigido a un público amplio.
La Época del "Destape" y la Comedia Popular (Décadas de 1970 y 1980)
La llegada de la Transición española y la apertura social marcaron una nueva etapa en la filmografía de Mariano Ozores. Fue la era del "destape", un periodo en el que la comedia se atrevió a ser más desinhibida y a abordar temas que antes eran tabú, siempre desde la óptica de la risa. Ozores se convirtió en uno de los grandes exponentes de este género, creando un modelo de comedia popular que conectaba directamente con las inquietudes y fantasías del público.
El cambio social que experimentaba España tras la dictadura franquista encontró en sus películas un reflejo a menudo caricaturesco pero siempre reconocible. Con un ritmo frenético de producción, diálogos ingeniosos y situaciones disparatadas, Ozores supo conectar con el sentir popular, explotando la picaresca, los tópicos y, a menudo, la sátira de las costumbres emergentes. Películas como "Operación Mata Hari" (1968), "No desearás al vecino del quinto" (1970), "La descarriada" (1973), "Jenaro, el de los catorce" (1974), "Los bingueros" (1979), "Yo hice a Roque III" (1980) o "El liguero mágico" (1980) son solo una muestra de su capacidad para generar éxitos de taquilla. Su cine, aunque a veces tildado de superficial, fue un termómetro social que, a través de la risa, exploraba temas como la sexualidad, el cambio de roles de género, la política o la economía de la España de la Transición. Su habilidad para el chiste fácil y el enredo argumental se convirtió en su sello distintivo. Ozores dominaba el arte de la comedia de enredos y el gag visual, ofreciendo al público una vía de escape a través de la carcajada.
Los actores y actrices de su Universo
Mariano Ozores fue un verdadero "creador de estrellas" y un director fetiche para muchos de los grandes nombres de la comedia española. Su filmografía es un desfile de talentos que encontraron en sus películas un espacio para brillar.
Una característica fundamental del cine de Mariano Ozores fue la creación de una auténtica "familia" de actores que colaboraban con él de forma recurrente. Esta fidelidad no solo garantizaba una química palpable en pantalla, sino que también contribuía a consolidar un estilo interpretativo reconocible. La lista es extensa y cuenta con nombres que son parte de la historia de la comedia española.
Entre los imprescindibles se encuentra Fernando Esteso, con quien formó una de las parejas cómicas más icónicas de la época, protagonizando éxitos como "Los bingueros" (1979), "Yo hice a Roque III" (1980) o "El soplagaitas" (1981). La otra mitad de este tándem, Andrés Pajares, también fue un habitual en su filmografía con títulos como "Los liantes" (1981) y, por supuesto, formando parte de la inolvidable dupla con Esteso. La química entre Pajares y Esteso, potenciada por la dirección de Ozores, los convirtió en fenómenos de masas.
Pero la nómina de colaboradores va mucho más allá. Actrices como Emma Cohen ("Alcalde por elección" o "La descarriada"), Lina Morgan ("La descarriada" o "La Lola nos lleva al huerto"), Bárbara Rey ("Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe", "La escopeta nacional"), Gracita Morales ("40 grados a la sombra"), Adriana Ozores (su sobrina, en "El pan debajo del brazo" o "¡Qué gozada de partido!") y Mirta Miller ("Crónica de un atraco", "Tía de día, tía de noche") aportaron su talento y carisma. Actores como Antonio Ozores (de quien hablaremos más adelante), José Sazatornil "Saza" ("El liguero mágico", "Los chulos"), José Luis López Vázquez ("Es peligroso casarse a los 60"), Juanito Navarro ("La lozana andaluza", "El virgo de Visanteta") o Paco Martínez Soria ("Venta por pisos") también fueron figuras recurrentes que contribuyeron a la atmósfera única de sus películas.
Esta coralidad de talentos, combinada con la dirección de Ozores, creaba una maquinaria cómica que funcionaba a la perfección.
La Influencia de Antonio Ozores
Sería imposible hablar de Mariano Ozores sin mencionar la figura de su hermano, Antonio Ozores. Aunque cada uno forjó su propia carrera, la influencia entre ellos fue mutua y profunda. Antonio, con su particular vis cómica, su gestualidad inconfundible y su manera única de construir frases, no solo fue un actor fetiche en muchas de las películas de Mariano, sino que también contribuyó a definir el tono y el ritmo de estas comedias. Sus apariciones, a menudo breves pero siempre memorables, se convirtieron en uno de los puntos fuertes de los filmes de su hermano. La capacidad de Antonio para improvisar y su singularidad interpretativa encajaban a la perfección con el estilo desenfadado y popular de Mariano, generando momentos de humor que han trascendido el tiempo. Eran dos engranajes de la misma máquina cómica, un tándem fraternal que dejó una huella imborrable en la risa española.
Antonio apareció en innumerables películas dirigidas por Mariano, siendo parte integral de su éxito, especialmente durante la época del "destape". Su presencia en pantalla era una garantía de risas y su colaboración fue clave para cimentar el particular universo cómico de los Ozores.
Legado para el Cine Español
El legado de Mariano Ozores para el cine español es innegable, aunque a menudo ha sido objeto de debate por parte de la crítica más academicista. Durante años, su cine fue relegado a la categoría de "cine de barrio" o "caspa", desestimado por la crítica más sesuda. Sin embargo, con el tiempo, se ha producido una revalorización de su obra. Su cine, a pesar de sus evidentes limitaciones artísticas y presupuestarias, posee un valor innegable como documento sociológico. Sus comedias, con sus clichés y sus exageraciones, retratan de forma directa y sin complejos la evolución de la sociedad española, sus miedos, sus aspiraciones y sus transformaciones.
Su impacto en la taquilla y en la memoria colectiva del público es incuestionable. Ozores fue un cineasta que supo conectar con las masas, ofreciendo un tipo de entretenimiento que reflejaba el sentir popular y que proporcionaba una válvula de escape a través del humor.
Sus películas, aunque en ocasiones tildadas de superficiales, documentan de manera única los cambios sociales y culturales de varias décadas en España. Son un testimonio de las costumbres, las preocupaciones y el humor de una sociedad en constante evolución. Además, la capacidad de Ozores para producir un volumen tan elevado de obras, muchas de ellas con gran éxito, lo convierte en uno de los directores más prolíficos y comercialmente exitosos de la historia del cine español.
Mariano Ozores demostró una capacidad única para la dirección de actores y para generar situaciones cómicas. Fue un cineasta que supo conectar directamente con el público, logrando un éxito de taquilla rotundo en una época de efervescencia cinematográfica. Su maestría en la comedia popular, su habilidad para el chiste rápido y el equívoco, y su prolífica producción lo sitúan como un referente del cine de entretenimiento en España. Aunque no buscaba la trascendencia artística, su obra ha trascendido a través del tiempo, convirtiéndose en un referente de una época y en un objeto de estudio para entender la evolución de la comedia y la sociedad española. Más allá de juicios estéticos, Mariano Ozores es, y será, una figura fundamental para comprender una parte significativa de la historia del cine en España.
D.E.P. - 21 de mayo de 2025
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