El pasado viernes 31 de marzo llegó a nuestras carteleras Tin&Tina, ópera prima de Rubin Stein. La película está protagonizada por Milena Smit, Jaime Lorente y los jóvenes Carlos González Morollón y Anastasia Russo. Además, cuenta con la colaboración especial de Teresa Rabal, Ruth Gabriel y Luis Perezagua. La banda sonora de la película corre a cargo de Jocelyn Pook, una de las compositoras más versátiles del Reino Unido, autora de la banda sonora de Eyes wide shut, de Stanley Kubrick, o La buena esposa, película protagonizada por Glenn Close, entre otras.
Producida por Olmo Figueredo González-Quevedo para La Claqueta PC y Tin & Tina AIE, en coproducción con Miami Film Gate (EEUU) y Andarams Films (Rumanía), llega a los cines distribuida por Filmax.
Tin&Tina es un thriller religioso con tintes de terror basado en el cortometraje homónimo nominado al Méliès de oro al mejor cortometraje fantástico europeo. Ganador de más de treinta premios internacionales, se proyectó en más de doscientos festivales de todo el mundo. La crítica lo definió como un “cortometraje de culto” e incluso ha sido doblado al ruso, japonés y chino.
Sinopsis: Cuando Lola (Milena Smit) pierde los bebés que estaba esperando, también pierde su fe en Dios. Con la esperanza de recuperarla, acude junto a su marido Adolfo (Jaime Lorente) a un convento de monjas donde conocen a Tin y Tina, dos angelicales hermanos de siete años por los que Lola se siente extrañamente atraída. Aunque Adolfo no siente lo mismo, deciden adoptarlos. Con el paso del tiempo Lola empieza a caer en una espiral de sospecha y obsesión con los niños y sus macabros juegos religiosos.
Director y guionista, Rubin Stein es el creador de la trilogía de cortometrajes de suspense en blanco y negro Luz & Oscuridad, en la que se incluyen Tin&Tina (2013), Nerón (2016) y Bailaora (2018). En total la trilogía cuenta con más de cien premios internacionales y quinientas selecciones en festivales, incluyendo nominaciones a los Premios Fugaz, una preselección a los Premios Oscar y una nominación a los Premios Goya.
Sus trabajos en el terreno de la dirección se definen por enigmáticas narrativas visuales y una poderosa puesta en escena. Algunos medios de comunicación lo han definido como “una potente mezcla entre Guillermo del Toro y David Lynch” y como “un gran discípulo de Hitchcock”. Para la revista internacional Variety, Rubin Stein “es uno de los 10 cineastas españoles emergentes a seguir de cerca”.
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar al director de la cinta, y éste es el resultado de la entrevista:
Carlos.- Para quien no sepa nada del cortometraje de donde viene, explícanos, ¿cómo surge Tin y Tina?
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Foto: manutrillo |
RUBIN STEIN.- Efectivamente, "Tin y Tina", la película, está basada en un cortometraje del mismo título que hice nada más y nada menos que hace diez años. El tiempo pasa demasiado rápido en ocasiones. Es curioso que cuando realicé el cortometraje no pensaba en convertirlo en un largo, de hecho el cortometraje forma parte de una trilogía que se llama 'Luz y Oscuridad' y éste es el primero de los tres cortos. Están disponibles en Filmin y en FlixOlé, por si alguien quiere verlos. Eran pequeños cuentos atemporales. Lo que ocurrió es que, afortunadamente, el corto de "Tin y Tina" fue muy exitoso, se proyectó en más de doscientos festivales, que si lo piensas a día de hoy es una barbaridad, y más para el año 2013, y tuve la suerte de viajar mucho y estar presente en muchos de esos festivales, y después de la proyección llevar a cabo coloquios con el público. Era curioso que poco a poco, festival a festival, ocurría una situación común, daba igual que estuviera en un festival en España, en Estados Unidos, en China, en Francia o en Italia, siempre había alguien que en el coloquio decía "me he quedado con ganas de más". Y era curioso esa mezcla de sensaciones que se producía entre el público, entre el humor negro, corrosivo, el suspense e incluso una gotita de terror religioso. Cuando lo dijeron, una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces, no le daba demasiada importancia, pero cuanto ya eran tantas, gotita a gotita se fue llenando el vaso de mi propia curiosidad, con el paso de los meses y de los años, hasta que la final dije "tengo tantas preguntas flotando en la cabeza sobre estos personajes, sobre a dónde irán, sobre quiénes seran esos padres adoptivos que, efectivamente, aquí hay un largometraje".
Carlos.- Respecto a lo que comentabas del reparto, Milena Smit y Jaime Lorente están fenomenal, pero los niños me interesan mucho porque son la piedra angular de la película, ¿puedes hablarnos de cómo llegan al reparto Carlos González Morollón y Anastasia Russo? ¿Y cómo consigues que Teresa Rabal participe en la película?
RUBIN STEIN.- (risas) Estoy de acuerdo contigo, en cuanto a que todo el casting está a un nivel muy bueno, sobre todo LA protagonista, Milena Smit, que destaca muchísimo y que tiene un viaje muy intenso a nivel emocional, que tenía un papel muy difícil y que hay que ponerlo en valor. Jaime Lorente hace de contrapeso toda la película, en un acto de generosidad, porque tiene un papel menos agradecido y que tiene que servir un poco de resorte del personaje de Milena, y en ese sentido creo que cumple con mucha humildad y con mucha generosidad. Respecto a lo que preguntas, la pareja de niños, fíjate, realizamos un casting al que se presentaron más de mil niños, una brutalidad. Recuerdo semanas en las que soñaba prácticamente con caras de niños, sin que esto suene terrorífico. Para mi en un cásting lo de menos es el cásting, y me explico. El texto que tienen que recitar es lo de menos. Al final lo que busco es algo que es difícil de ejecutar. Quizás Carlos y Anastasia no fueron los niños que realizaron el mejor cásting, si habláramos de una prueba objetiva, pero tienen algo, y tenían algo, que en el momento en el que les ví, el momento en el que empezaron a gesticular, a sonreír, a mirar, a reirse, la forma de hablar, etc. había ahí algo que hacía manifiesto que ellos eran Tin y Tina sin lugar a dudas. Además, analizamos a los niños y a las niñas por separado, y ya en las fases finales les mezclábamos aleatoriamente y veíamos cómo congeniaban unos con otros; y claro, cuando estos dos se unieron, entre ellos generaron una relación que ya eran Tin y Tina, estaban casi como un matrimonio en el minuto tres, discutiendo, jugando, riendo, etc. por lo que vimos que, efectivamente, eran ellos. Carlos y Anastasia tenían además un aspecto físico y una voz muy particular, mediante el que sonríen dulcemente y sin embargo nos están llevando a otro lugar diferente al de la dulzura, y eso es muy difícil de obtener. Yo creo que al final los niños en las películas tienen la capacidad de traspasar la pantalla, tienen una inocencia inherente a su corta edad, todavía no han sido corrompidos de alguna manera por todas estas taras sociales que tenemos de alguna manera de adultos, incluso a a la hora de interpretar ante la cámara, por lo que a medida que se van formando y van adquiriendo experiencia se van capando de alguna manera. Sin embargo los niños juegan, se divierten y eso al final acaba traspasando la gran pantalla por esa pura frescura.
Por otro lado, lo que preguntabas de Teresa Rabal, ella hace un papel en la película secundario pero importante en la trama. Su presencia en cada secuencia en la que aparece hace que la película se eleve, porque aparece Doña Teresa Rabal con esa voz imponente y con una presencia tremenda. Ha sido un absoluto regalo tenerla. Supone su vuelta al cine cuarenta años después. En realidad tenemos que preguntarnos qué ha pasado y porqué ha desaparecido estos cuarenta años. El escoger a Teresa Rabal fue una idea de casting también. Cuando ya teníamos el casting principal, y necesitábamos el cásting de secundarios, los listados que estábamos manejando de alguna manera eran los rostros de siempre, frecuentes, que vemos en todas las producciones españolas. En un momento determinado me surgió la idea, probablemente porque creo que estaba escuchando una canción de Teresa Rabal, tenía varias en la playlist de "Tin y Tina", le sugerí a la directora de casting que dado que la película se ambienta en el año 1981 y 1982, y dado que la televisión es un personaje más de la película, sobretodo desde un punto de vista infantil, por qué no buscábamos, buceábamos e investigábamos entre los actores y actrices que en esos dos años fueran rostros visibles de programas infantiles. Ver dónde estaban, ver cómo estaban y ver si se adecuaban a nuestros personajes. Podía ser muy bonito. Recuerdo que Marichu Sanz me preguntó, "¿por ejemplo?", y yo le dije "Teresa Rabal". Hubo un silencio lapidario de cinco segundos que se hizo eterno y de repente dijo "me encanta". A partir de ahí empezamos a buscar otros perfiles, y fíjate que no solo está Teresa Rabal, rostro y voz reconocible para toda esa generación de niños y niñas, sino que también en papeles mucho más pequeñitos encontramos a Chelo Vivares, que es la actriz que encarnaba a Espinete, y que por lo tanto nadie le pone rostro, pero quizás sí voz. Encontramos también a Ruth Gabriel, que era la niña Ruth de Barrio Sésamo, y tambíen a Luis Perezagua, que además de Barrio Sésamo hacía apariciones en programas míticos como La Bola de Cristal. Por lo tanto, creo que ha sido muy bonito eso, traer a estos actores de vuelta, porque me parece que no deberían haberse ido nunca, tienen todos unas carreras maravillosas, y creo que ese gesto por nuestra parte está ahí y ojalá se valore y trabajen mucho más a partir de ahora. Por otro lado, fíjate que también nos servía para ayudar a Jaime y a Milena, incluso también a los niños, a contextualizar sobre esa época, a rodearles de otros actores que tienen otra forma de interpretar, que tienen otra dicción y ritmo incluso a la hora de lanzar las frases. Creo que todo ello les ha ayudado mucho a la hora de comprender la época y a hacer ese viaje a los años 80.
Carlos.- La película trata muchos temas, y precisamente retrata a la perfección una época donde la figura del hombre y de la mujer era muy desigual en cuanto a las tareas domésticas y la posibilidad de trabajar. ¿Es una denuncia expresa de aquella situación o es más una contextualización de una época?
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Foto: manutrillo |
RUBIN STEIN.- A mi la denuncia, los mensajes, no me gustan demasiado, hablo como espectador puramente, últimamente el tema, el mensaje o la denuncia suele estar por encima de la película, y eso es lo que no me gusta. Creo que los temas pueden estar sin comerse a la película, sin que uno vaya a ver una película por el tema. Yo reflexiono mucho sobre esto últimamente, y pienso en grandes películas de la historia del cine, en mis películas favoritas, a las que siempre vuelvo, y creo que a ninguna vuelvo por el tema, porque la denuncia sea socialmente implacable, no. Vuelvo por la película, por los personajes, por la trama, por los giros, por la atmósfera, por la música a veces y por la planificación otras. Es decir, por elementos puramente cinematográficos. Es cierto lo que tú dices, en "Tin y Tina" hay muchos temas. Para mi esencialmente la película no es ni de terror, para mi es una película de misterio, de misterio religioso sobre todo, porque al fin y al cabo hablamos de ese gran misterio que es la religión, o la fe, esos mundos desconocidos, ese Dios en el que se puede creer o no creer. La película empieza claramente hablándote de una teofanía, porque te presenta que de lo que va a hablar es esa experiencia entorno a una manifestación o no de Dios. Es verdad, como tú dices acertadamente, que hay temas que están por debajo, mucho más enterrados, y uno de ellos, efectivamente, es el de esta pareja anclada en los años 80. Son jóvenes pero al mismo tiempo son herederos de lo que la sociedad ha sido hasta ese momento, esa sociedad tardofranquista, donde la democracia acababa de llegar y además se estaba tambaleando. Efectivamente, ellos dos son un reflejo de esa herencia, y yo quería mostrarlos de esa manera, sin denunciar nada. Algo que tenía muy claro era que no quería juzgar con la mirada que nos regala el paso del tiempo, que es una mirada privilegiada. Pero al igual que ahora se propone censurar chistes del pasado o reescribir libros (cosa que me parece absurda), creo que la mirada del tiempo debe dejarnos entender solo que el tiempo pasa, y que las cosas cambian, pero respetando la situación del pasado. En este sentido, el personaje interpretado por Jaime Lorente ,que a ojos de hoy es claramente machista, con actitudes muy reprochables, con frases, con gestos pequeñitos que hoy no digeriríamos bien, pero sin embargo es un tipo que te cae bien, con el que empatizas, un tipo al que no ves maldad, sino que le sitúas como víctima de su tiempo. Es un hombre que quiere a su mujer, a su manera, y que sigue las directrices sociales que había en aquella época. Y para mi eso era importante, que aunque estemos detectando el machismo, aunque estemos detectando el crecimiento interior de Lola (Milena Smit) en el sentido que ella desea salir, y al final manifiesta que ella quiere su propio trabajo, que su marido cuide al niño, en actitudes muy modernas, ella está ahí, abriendo un poco la ventana de la modernidad, pero al final (OJO SPOILER) ella se plantea el divorcio pero no lo lleva a cabo, porque de nuevo lo fácil sería a los ojos de hoy decir "esta mujer se rebela, manda a su marido al carajo, y es una mujer libre". Ese sería el discurso facilón, pero yo pienso en mis abuelos, incluso en mis padres, y la realidad de determinadas parejas es que se querían "a pesar de". Y hay muchos temas más, como decía, por ejemplo la adopción, tan en boca estas semanas. De lo difícil que es amar aunque uno tenga la necesidad de amar. Amar a unos niños que ya vienen crecidos, que vienen con sus manías, con sus taras, con sus virtudes y sus defectos, es una cuestión de tiempo, y también es algo de lo que habla la película, que no se puede amar al segundo dos, y sentir cariño hacia unos niños que no conoces en el minuto tres, sino que es un proceso medianamente largo.
Carlos.- Me gustaría que nos hablaras del aspecto técnico del sonido, que cobra en la película una importancia fundamental.
RUBIN STEIN.- Sara Marín se encargaba del sonido directo. El diseño de sonido ha corrido a cargo de José Tomé, que para mi es una pieza fundamental en todos los cortometrajes de esta trilogía de la que hablábamos antes, él ha sido el diseñador de sonido. Tanto él como el director de fotografía para mi eran dos piezas fundamentales, sobre todo porque es cierto que yo le doy mucha importancia al sonido, te diría que más que a la imagen. Como has podido escuchar en "Tin y Tina" se hace un uso del sonido muy particular, hay muchos momentos de fuera de campo, donde se obliga al espectador no a mirar sino a escuchar, y esto no es nada habitual en una película. Normalmente vivimos anclados a la imagen, y es verdad que casi podemos mutear una película y no pasará nada si está bien contada, porque la podremos seguir a través de las imágenes. Sin embargo en "Tin y Tina" hay secuencias que si muteas no te enteras absolutamente de nada, hablamos por ejemplo de la secuencia del sofá, sin hacer spoilers. Esa secuencia se fundamenta en el fuera de campo, en el sonido. Lo mismo ocurre con el climax de la película. El fuera de campo es muy importante, y así tenía que serlo. Estamos ante una película que intenta hablar del fuera de campo, si nos centramos en qué significa o en el fundamento de ser creyente o no, al final, una persona atea o agnóstica se ciñe a la discreción de lo que ve, de lo que considera el campo real. Sin embargo, el creyente de alguna manera cree en ese fuera de campo, cree en algo que no estamos viendo, pero que está. Por eso el juego de la película es ese, que el espectador se posicione. La película tiene un final claramente ambiguo, en el sentido que plantea dos caminos a seguir, el del creyente o el del no creyente, y el espectador debe posicionarse en uno de los dos. Lola se posiciona claramente en un camino, pero el espectador tiene la misma información que ella, incluso un poquito más, para discernir si ese es el camino correcto o si toma el optro. A mi esto era una de las grandes motivaciones para hacer esta película, porque me parecía que esa experiencia cinematográfica, de tener ese final ambiguo, de haber vivido esa teofanía, de haber vivido de alguna manera esa experiencia religiosa durante la película, de alguna manera era lo que le daba sentido, porque estábamos igualando la experiencia religiosa a la experiencia cinematográfica. Eso me parecía muy interesante.
Carlos.- De niño, cuando disfrutaba de las canciones de Enrique y Ana o cuando los viernes disfrutaba en familia del "Un, dos, tres", jamás pensé que se convertirían en algo siniestro. ¿Sois conscientes de que vais a poner en jaque la infancia de miles de cuarentones y cuarentonas de este país? (risas)
RUBIN STEIN.- (risas) Sí, sí, sí... A mi en general, ya lo hice en los cortometrajes, aunque de manera menos agresiva, hay algo que me gusta mucho que es la subversión de los símbolos, de los iconos. Precisamente por eso, porque algo que se ha convertido en icono parece intocable, y cuando se toca y se le da la vuelta genera unas emociones muy interesantes en el espectador. En este caso, como tú dices, no solo con la canción del "Super disco chino", sino también con la melodía del "Un, dos, tres", de repente aparecen en secuencias en una manera que jamás habríamos podido imaginar antes, nos pone los pelos de punta y de repente ese icono se subvierte de una manera, creo, muy interesante. Lo mismo ocurre cuando aparecen los crucifijos reconvertidos en tirachinas por los niños, la gente en el cine se parte de risa, porque es un golpe bajo inesperado pero al mismo tiempo ingenioso y con un doble filo, porque de repente la religión ahí se ha convertido en un juego y, además, en un juego peligroso.
Carlos.- Después de haber hecho esta película, ¿cuánto conoces la Biblia ?
RUBIN STEIN.- No lo sé... La he leído lógicamente, la leí de niño y la volví a leer durante la primera fase de la escritura del guión. La he leído, sin más. Quizás la palabra "conocer" debería llevar a mucha más profundidad. Pero fíjate que el origen de este proyecto fue la Biblia, en el sentido que cuando yo era un nlño y mi abuela, una mujer muy católica, me intentaba inculcar cual era el proceso de comunión, catecismo, confirmación, todo iba bien. De alguna manera seguía sus pasos hasta que yo abrí la Biblia y me puse a leerla por mi cuenta. Ahí había pasajes verdaderamente terroríficos. De repente yo, un niño con diez, ocho años, tenía pesadillas todos los días. Cada pasaje leído prácticamente se transformaba en pesadilla, cuando no hablábamos del infierno hablábamos de ángeles caídos, de lapidaciones, de milagros, de resurrecciones, etc. Ese choque y el hecho de que poco a poco iba adquirienndo miedo a Dios, y no amor, que se supone que es lo que tenía que sentir, ese choque entre inocencia y crueldad, entre luz y oscuridad, era lo que me interesaba, en nuestro caso de la religión católica, pero que podría ser sobre cualquier otra. No se trata de señalar con el dedo a una, sino en todo caso al concepto de religión. Una vez ya de adulto, y pensado sobre ello, me doy cuenta que la religión está fundamentada en el miedo, los pecados, las confesiones, las penitencias, todo tiene como esencia el miedo, el miedo a un Dios, el miedo a que no haya otra vida después de esta, el miedo a que me castigue de repente y contraiga una enfermedad, me atropelle un coche o me caiga un rayo.... Después, con todo esto que ha ocurrido en los últimos años, de fanáticos religiosos matando en nombre de Dios, cometiendo actos terroristas, y que sin embargo cuando les decían el porqué habían hecho eso, respondían "porque lo dice el Corán", creo que es necesario reflexionar un poco sobre lo que está pasando, dónde está la religión, si necesita algún tipo de actualización, si estos textos de verdad son lo que parecen o pueden ser malinterpretados, en fin, profundizar sobre ello.
Carlos.- Para finalizar, ¿qué has aprendido y con qué te quedas después de haber hecho Tiny Tina?
RUBIN STEIN.- Creo que todavía no me he separado de la película, como estamos ahora mismo en promoción y ha sido una postproducción muy intesa, es como que todavía no he logrado de alguna manera separarme de la película, que creo que será el momento en el que haré reflexiones, de echar la vista atrás y decir, aprendí esto, esto otro, etc. De todas formas, yo concibo el cine como un continuo aprendizaje, y de hecho eso es lo que me apasiona. Yo de hecho no estudié en ninguna escuela de cine, yo soy ingeniero de telecomunicaciones, no tiene nada que ver a priori con esto del cine, y fíjate que lo que me trajo al cine fue recuperar un poco la esencia del niño que jugaba con los muñecos y que cada día se sorprendía de algo. Me di cuenta como ingeniero que había anulado casi por completo mi capacidad de sorpresa porque uno más uno siempre eran dos, y por lo tanto ese era el futuro que me esperaba, que está muy bien, que le puede apasionar a otras personas, pero yo no encontraba ahí mi pasíon. Sentía que tenía que volver un poco a eso, a casi sorprenderme cada día, como ese niño que se sorprende casi con el viento que agita la rama de un árbol. A pesar de lo que creo que se suele decir en muchas escuelas de cine, o que muchos cineastas dicen, que es que cuando hagas cine hables de ti y cuentes lo que tienes un poco en tu entorno cercano, habla de lo que conoces, pues para mi es justamente todo lo contrario. Yo donde encuentro la satisfacción es en el aprendizaje, en bucear en temas que de alguna manera me fascinan, pero que siento que son inabarcables y que desconozco. En este caso ha sido la religión, pero en los cortometrajes hay otros temas, como la política, la danza, el flamenco, que son algunos universos que ma fascinan, y que cuando empiezo a escribir o a anotar ideas, siento que arranco ese viaje en un bosque oscuro donde voy con una linterna pequeña y no sé qué me voy a encontrar. Y ese viaje de continuo aprendizaje es lo más bonito del cine.
Carlos.- Muchas gracias por la entrevista, mucha suerte con la película y que Dios la bendiga.
RUBIN STEIN.- (risas)