MANEL LOUREIRO.- Pues fíjate, arranca aquí, en Sitges, creo recordar que en el año
2018, fíjate cuánto tiempo ha pasado. Coincidí aquí con Adrián Guerra, el
productor de Nostromo, como miembro del jurado del Premio Minotauro, nos conocimos, hablamos y surgió la idea. Esta película llevaba dando algunas vueltas, había estado en un montón de mesas. Por ejemplo, había estado en Telecinco como formato de serie, pero hubo un cambio en el equipo de ficción y se fue abajo. Estuvo en Antena3 y también se fue abajo. Era como una especie de
montaña rusa, ¿sabes? Siempre subía y de repente, bajada. Esta vez estaba
convencido que iba a ser lo mismo, pero por suerte no. Coincidieron varias cosas, coincidió que Nostromo se lo tomó muy en serio y que desde Amazon Prime Video
también hubo un interés firme por hacer una cosa diferente y que tuviese mimbres para que quedase bien. Luego el tiempo que llevó montarlo todo,
encontrar a gente como Berta Vázquez y como Francisco Ortiz para que le pudiesen poner cara y que lo
pudiesen defender bien, y el resto ya es historia. Por eso estamos aquí hoy y
por eso estoy aquí con ellos.
Carlos Penela.- ¿Cómo llegáis vosotros al reparto?
BERTA VÁZQUEZ.- En mi caso ha sido parecido a Francisco. Yo ya había trabajado con Nostromo en "Palmeras en la nieve", por lo que ya teníamos esa relación de cariño, por mi parte fue mi primer proyecto y lo tengo muy marcado. También me mandaron el guión, y tuve un poco esa sensación de poder participar en un proyecto de género que no se suele hacer tan a menudo, siempre es una oportunidad bonita tener la experiencia de ese tipo de rodaje y tener este tipo de cine en tu currículum. Así que encantada.
Carlos Penela.- Tenéis unos papeles muy físicos, por lo que supongo que el rodaje fue muy intenso físicamente. ¿Hubo algún tipo de percance o lesión que tuviera que parar la producción?
FRANCISCO ORTIZ.- No, pararlo no, pero, por llamarlo percance, te hablaría del tema del atuendo del personaje. El tener
que llevar un neopreno durante tantas horas, y más en verano, que fue
cuando tuvimos que rodar, la verdad es que fue un hándicap, pero también he de decir que el llevarlo tiene algo de ayuda. Era como un caparazón del personaje, como ponerte la armadura. Mantener esa dificultad durante todo el día,
no venirte abajo, andar muy hidratado, saber qué comer y qué no, ese
tipo de cosas ayudaba mucho a mantener la concentración y a poder ponerte en la
piel del personaje. Además de eso, las típicas
magulladuras de un rodaje de acción por las que tienes que pasar si realmente
te quieres acercar mínimamente a la verdad o a algo verosímil.
Carlos Penela.- En vuestro caso, habéis hecho proyectos comos, por ejemplo, El secreto de Puente Viejo, Vis a vis, Amar es para siempre, Palmeras en la nieve o García. Habéis formado parte de producciones con mucho éxito y ahora encabezáis también el reparto de la adaptación de una trilogía que ha tenido mucho éxito no solo a nivel español, sino a nivel mundial. No sé si es algo en lo que habéis pensado mientras estabais haciendo la película, si es algo de lo que sois conscientes.
FRANCISCO ORTIZ.- Hombre, evidentemente puedes llegar a sentir la responsabilidad de tener que encarnar un personaje que tiene tantísimos lectores en unas novelas con un grandísimo éxito. También porque el personaje proviene de una elaboración previa por parte de Manel Loureiro. Sí que conlleva cierta responsabilidad, pero si confías en quien ha formulado el proyecto, en quien te ve para el personaje, y dentro de tu propia creación sigues las pautas, creo que son buenos conceptos para empezar un proyecto de la mejor manera.
Carlos Penela.- ¿Dónde habéis rodado?
MANEL LOUREIRO.- Todos los exteriores han sido Galicia, toda la parte de agua y barcos ha sido en Vigo. Después el resto del rodaje se centró en Barcelona y alrededores. Yo tengo un pequeño cameo y precisamente lo rodé aquí, en Barcelona. Fue complicado escoger las localizaciones, complicado porque había que coger determinados escenarios de la novela y trasladarlos a una película. En el libro funcionaban bien, pero en una película no. Por ejemplo, el puerto deportivo donde el personaje de Francisco tiene su barco. En teoría es el puerto deportivo de la ciudad de Pontevedra. ¿Qué pasa allí? Que quedaría como muy pequeño, muy achicado, como muy abigarrado. Entonces encontramos un sitio en la Boa, un puerto deportivo maravilloso que tiene una apertura hacia la ría genial, evidentemente, quedaba mucho más bonito. Una cosa es verlo un día normal y otra cosa es verlo ya decorado con el attrezo y con este pobre hombre corriendo por allí con un neopreno, saltando un montón de cosas que habían dejado allí, de restos abandonados y demás, la verdad es que fue interesante.
Carlos Penela.- Manel, ¿qué opinas después de ver el resultado de la película? Los escritores, en general, tendéis a ver que se han quedado fuera demasiadas cosas.
MANEL LOUREIRO.- Es complicado siempre. Toda transición de libro a película es difícil. Estamos contando cosas en dos soportes totalmente diferentes. Está claro que
quinientas páginas no caben en dos horas, algo tiene que quedar fuera y algo se
tiene que contar de otra manera, bien sea por temas presupuestarios o
bien sea por temas de cómo vas a construir la historia. La clave está en ser
capaz de que lo que el espíritu de la historia esté
en la película, de forma que quien se haya leído los libros diga esto lo
conozco, esto me suena o esto me resuena, que es diferente, y que quien no lo haya leído,
disfrute, como es este caso, de una fabulosa película de aventuras. Es una
cosa que a mí, al final, del resultado, me
llama poderosamente la atención. Podía haber sido una cosa
que basculase más hacia el terror, hacia el género y, en cambio, ha
quedado una película de acción, de aventuras, muy
vibrante y muy interesante. Estoy muy satisfecho, ahora falta por ver, evidentemente, si todo el mundo está de acuerdo en eso o
no, pero bueno, de momento parece que todo va bien y toco madera.
BERTA VÁZQUEZ.- Igualmente, añadir que cuando lees un libro, cada persona lo vive desde su
imaginario, nunca hay una cosa 100% fiel porque es algo muy muy subjetivo.
Carlos Penela.- Última pregunta, ¿qué habéis aprendido y con qué os quedáis de haber hecho Apocalipsis Z?
FRANCISCO ORTIZ.- Yo he aprendido también a trabajar de otra forma. Nunca había tenido un personaje con tanta continuidad a lo largo de la historia. Y es verdad que ir siempre vestido igual, atrezado igual, ha permitido que el rodaje se mueva por diferentes situaciones en función de lo que las necesidades del rodaje pedían en ese momento. La verdad es que eso ha sido bastante interesante, ir rodando como a pedazos.
BERTA VÁZQUEZ.- Yo quizás me quedo con que en una película de acción donde hay tanto soporte de la postproducción en cuanto a sonido, efectos y demás, no hace falta dar tanto a nivel emocional, porque luego eso no se recoge muchas veces por ritmo, montaje, cometido y efectos. En esta película en concreto hubo momentos donde yo sentía que tenía que estar como al 2000, pero luego al verlo en pantalla, muchas cosas se han quitado. Obviamente no hacía falta esa implicación emocional, pero es que nunca había trabajado a ese nivel de acción.
Muy buena e interesante entrevista Carlos. Gracias.
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