Introducción y sinopsis
Michael Shanks ha acudido al Festival de Sitges a presentar su última película: Together. El director australiano ha presentado esta película de body horror para los amantes del cine fantástico y de terror en la 58ª edición del Festival como película en competición..
Michael Shanks había dirigido cortometrajes como Rebooted, o series de televisión como The Wizards of Aus.
Dave Franco (The Disaster Artist, Malditos Vecinos) y Alison Brie (Mad Men, Community) interpretan a una pareja en crisis que se muda al campo, donde descubren una cueva con una fuerza sobrenatural. Al beber de su agua, comienzan a sentir transformaciones físicas y emocionales. Una experiencia de body horror intensa e inquietante que critica la codependencia en las relaciones de pareja.
RESEÑA: Cuando el amor y el horror se funden en un solo cuerpo
En un panorama cinematográfico cada vez más propenso a lo inmediato y lo evidente, Together irrumpe como una rareza poética dentro del género. Su premisa, aparentemente sencilla —una pareja que decide empezar de nuevo en el campo— se convierte en un viaje de fusión literal y metafórica, en el que el cuerpo y el alma se entrelazan hasta perder cualquier frontera. Que los papeles principales recaigan en Dave Franco y Alison Brie no es solo un acierto de casting, sino una declaración de intenciones. La complicidad real de ambos actores —pareja fuera de la pantalla— otorga a la película una veracidad emocional poco común. La confianza entre ellos permite a Shanks explorar con total libertad temas tan íntimos como la vulnerabilidad, la dependencia o el miedo a la pérdida, sin que la puesta en escena caiga en el artificio.
La película funciona, en esencia, como una radiografía de la codependencia emocional. Tim y Millie, los protagonistas, representan ese punto en el que el amor deja de ser refugio y se transforma en cárcel. Lo que comienza como una búsqueda de paz interior se convierte en una espiral de simbiosis tóxica: cuanto más se aman, más se destruyen. Together utiliza el cuerpo humano —sus límites, su fusión, su mutación— como metáfora visual de esos vínculos que confunden amor con posesión. Y es en esa lectura simbólica donde el film brilla, porque nos recuerda que los miedos más íntimos —el abandono, los celos, la pérdida de identidad— no necesitan monstruos externos: basta con mirarse en el espejo de quien amamos.
A medida que avanza la narración, Shanks introduce una capa de filosofía y misticismo que eleva la película por encima del simple horror corporal. El descubrimiento de la cueva, el agua como elemento de transformación y la fusión física de los cuerpos son símbolos de una unión espiritual tan antigua como la humanidad misma. Hay ecos de alquimia, de Jung y de la tradición gnóstica: la idea de que dos seres incompletos buscan la totalidad mediante la unión. Lo que en otro contexto podría resultar pretencioso, aquí se integra con sorprendente naturalidad gracias a una puesta en escena que combina lo visceral con lo trascendente. Together es tanto un cuento filosófico como una pesadilla romántica.
Otro de los grandes aciertos de la película es la elección de Damon Herriman como pieza de contraste. Herriman, siempre magistral en papeles turbios o ambiguos, encarna aquí a un personaje secundario que rompe la dinámica de la pareja, un catalizador de tensiones y miedos. Su presencia actúa como espejo moral: mientras los protagonistas se funden en un caos físico y emocional, él permanece observando desde fuera, como si representara la cordura que ellos han perdido. Su interpretación es precisa, contenida, pero profundamente inquietante.
En el apartado técnico, Together alcanza un nivel sobresaliente. Los efectos visuales y prácticos que muestran la transformación corporal son tan inquietantes como hipnóticos. No hay un solo plano gratuito: la textura de la piel, los movimientos imposibles, la gradual disolución de los rasgos individuales están trabajados con un detalle casi artesanal. La película evita el abuso del CGI y apuesta por un diseño de maquillaje y prostéticos de altísima calidad, que recuerda a los trabajos de David Cronenberg o Stuart Gordon, pero con una sensibilidad más romántica. Lo grotesco y lo bello conviven en cada encuadre, y eso hace que la experiencia resulte tan emocional como sensorial.
Además, la fotografía contribuye decisivamente a esa sensación de fusión entre lo humano y lo sobrenatural, mientras la música crea una atmósfera de liturgia amorosa y sacrificio. Todo ello convierte a Together en una obra donde el sonido, la luz y la materia dialogan constantemente para expresar algo tan antiguo como el deseo de no estar solos, aunque eso implique desaparecer en el otro.
Together es una película 100 % Sitges. Su valentía formal, su apuesta por el horror como herramienta de reflexión emocional y su capacidad para conmover a través de lo grotesco la convierten en una propuesta perfecta para el festival. Es cine de género con alma, capaz de estremecer, de provocar y de invitar a pensar. En tiempos de narrativas previsibles, Michael Shanks firma una ópera prima que se atreve a hablar del amor como mutación y del miedo como espejo de nuestra necesidad de fusión. En el fondo, Together nos recuerda que amar —de verdad— siempre implica perder algo de uno mismo… y que, quizás, ahí reside precisamente la belleza del horror.
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