Sinopsis e introducción
Baltimore, de Joe Lawlor y Christine Molloy, ha llegado a nuestros cines de la mano de VERCINE. Se trata de un thriller político basado en hechos reales estrenado en el Festival de Cine de Telluride de 2023, y que fue nominado a Mejor Película (sección Albar) del Festival de Gijón.Baltimore narra la historia de Rose Dugdale, una aristócrata inglesa que renunció a su linaje privilegiado para unirse al IRA. Tras el Domingo Sangriento de 1972, su radicalización la llevó a protagonizar un audaz robo de arte en 1974.
Protagonizada por Imogen Poots, ganadora del premio a Actriz revelación del Hamptons International Film Festival en 2012 por Knight of Cups y a Mejor interpretación femenina en el Festival de Sitges en 2019 por Vivarium, y Tom Vaughan-Lawlor (Love/Hate, Avengers: Infinity War, Avengers: Endgame).
Joe Lawlor y Christine Molloy han dirigido todas sus películas en conjunto. Este matrimonio de cineastas dublineses, radicado en Londres desde finales de los años 80, ha desarrollado una filmografía que explora, tanto en la ficción como en el ensayo fílmico, los conceptos de identidad. Su cine se distingue por una notable versatilidad en el uso de géneros y estructuras narrativas, sin perder de vista los ejes temáticos que vertebran su obra.
Entre sus documentales destacan The Future Tense (2022), Further Beyond (2016) y Joy (2008), mientras que en el ámbito de la ficción han dirigido largometrajes como La interpretación de Rose (2019), Mister John (2013), Tiong Bahru (2010) y Helen (2008).
Sinopsis: Basada en los hechos reales que rodearon un infame robo de arte en 1974, Baltimore cuenta la historia de la heredera inglesa, Rose Dugdale, nacida dentro de la nobleza terrateniente inglesa que se convirtió en voluntaria del IRA. Dugdale se rebeló contra el camino tradicional que se le había trazado y se radicalizó tras las atrocidades del Domingo Sangriento en Irlanda del Norte en 1972. Un thriller político que explora la vida de una de las mujeres más sorprendentes del siglo XX.
Sobre la película
¿Y si os dijera que una joven aristócrata inglesa cambió los bailes de salón por las armas del IRA? ¿Y si en lugar de exhibir arte, lo robó para financiar una causa? Bienvenidos a Baltimore, el thriller político que disecciona, sin bisturí pero con elegancia quirúrgica, la mente de Rose Dugdale, una mujer que se atrevió a dinamitar su linaje por una idea. O por muchas.
La dupla Joe Lawlor y Christine Molloy (expertos en desafiar lo lineal) construyen una película como un espejo roto: cada fragmento refleja una parte de la protagonista, y es tarea del espectador/a recomponer su rostro completo. La narrativa no avanza, respira. Se curva. Se esconde. Se repite, incluso. Porque la memoria, como la ideología, nunca es del todo fiable.
Imogen Poots ofrece aquí, sin exagerar, una de las interpretaciones más arriesgadas de su carrera. Su Rose no pide empatía: te reta. A veces madre, a veces terrorista, otras tantas mártir con complejo de Hamlet y Karl Marx en el bolsillo. Poots camina entre el hielo fino de la convicción y la contradicción, y cada gesto, cada silencio, es una pista del iceberg emocional que esconde.
El apartado visual es puro deleite setentero: splitscreens, música ominosa, tonos ocres y una fotografía que parece más interesada en lo que no se ve. Porque lo que Baltimore no muestra —el dolor soterrado, la violencia que late bajo el compromiso político— es tan importante como lo que deja en pantalla.
No esperéis un biopic al uso. Aquí no hay estructura clásica, ni redención de manual. Hay tensión. Hay juicio moral suspendido. Y hay preguntas incómodas: ¿Puede una buena causa justificar un acto violento? ¿Dónde termina el privilegio y empieza la rebeldía real? ¿Qué precio tiene “despertar” cuando todo en tu entorno está diseñado para adormecerte?
🎯 Para fans de…
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Las historias reales contadas como rompecabezas.
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El cine político con alma de thriller (Sufragistas, Hunger, El secreto de Vera Drake).
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Protagonistas femeninas que no piden permiso ni perdón.
Baltimore no es una lección de historia, es una provocación. Un eco del pasado que resuena demasiado cerca del presente. Y como todas las buenas películas, no te da respuestas. Solo te obliga a hacerte las preguntas correctas.
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