Carlos Penela.- ¿Puede
contarnos la historia real de la Osa Milagros?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- La historia de Milagros es muy particular. Un día recibi una llamada
desde Londres de un zoólogo de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, inglés, pero
trabajaba en la Sociedad de Zoología de Frankfurt. Me dijo "Señor Garrido-Lecca, mucho gusto, quisiéramos que usted escriba un libro". Yo casi
cuelgo el teléfono porque me sentí ofendido. Yo no escribo así. Me dijo "no, me
he expresado mal. Queremos contarle una historia para que usted la cuente". Dije bueno, cuál es la historia. Me contó la historia real, en el año 2003 un avión se
estrella cerca de Chachapoyas, en la selva alta del bosque tropical
amazónico. Mueren todas las personas que iban en el avión. Un pedazo del avión
mata a una osa y queda viva una bebita, una osezna muy pequeña, fue rescatada y finalmente termina en un centro de rescate en Chaparrí, en el
norte del Perú. Esta osa era muy particular. Todos los
osos, mal que bien, se escapaban del refugio y cuando regresaban, regresaban
moribundos o los encontraban, porque son osos que han rescatado de circos y no
saben desenvolverse ya en el medio natural salvaje. Pero Milagros escapaba y cada vez que regresaba la encontraban gordita, feliz y se preguntaban "¿cómo es posible que
esta osita que jamás ha vivido en la vida salvaje pueda sobrevivir,
desempeñarse también?" Se escapaba haciendo túneles por la tierra, agarrándose
de unas partes del cerco eléctrico, hasta que un día incluso une las
ramas de dos árboles de mango y se escapa. Lo cual se convierte a nuestros ojos en el primer, digamos, no primate que hace esto, que construye algo. Ya le
habían puesto Milagros porque había sobrevivido de milagro al accidente, y un guardabosques tiene una idea interesante, dice "bueno, la soltamos". La sueltan,
sobrevive y año y medio, dos años después, una una cámara
trampa toma fotos de ella con dos oseznos. ¡Se había reproducido! Se
convierte en el primer caso de un oso que es recuperado y reinsertado
exitosamente en su medio ambiente natural, y una esperanza para una especie que
estaba amenazada. Entonces, me cuentan esa historia, y yo digo "bueno, quiero
conocer a Milagros". Me voy al bosque, paso mucho tiempo, tengo que
oler, tengo que sentir, tengo que ver ese ambiente. Fue una experiencia extraordinaria. Eso es lo que está detrás de la historia de Milagros. Algo que los
niños tienen que saber es que Milagros existe, es una historia real, la película está
basada en una historia real, y es una historia que
a mí me fascinó desde el comienzo. Espero que a todo el mundo le fascine
también como a mí.
Carlos Penela.- ¿Y cómo surge la posibilidad de llevar esta historia a la gran pantalla?
Carlos Penela.- ¿Cuál ha sido el proceso más difícil de sacar adelante la película?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- Yo creo que ha sido ahora, en la distribución, por las metas que nos hemos propuesto. Normalmente el circuito del cine latinoamericano es tratar de llegar a EEUU, y a Europa. Nosotros hemos optado por una opción distinta, que es entrar en la India, Indonesia, Turquía, que son grandes consumidores de cine y que muchos de ellos, como la India, tienen tradiciones culturales mucho más cercanas a nosotros que EEUU o Europa. El mainstream americano, por ejemplo, no tiene lo que tiene la cultura andina de una relación cercana con los osos. La película comienza diciendo (y la novela también) "hubo un tiempo en que los hombres y los osos hablaban entre sí". Lo mismo pasa en la India. Ahí tienes, en El libro de la Selva estaba Balú, que es un oso también. Los osos son muy cercanos a los humanos en la cultura hindú. Nosotros lo que queremos es abrir esos mercados, no necesariamente el circuito comercial es EE.UU. Por ejemplo, el jueves tengo una llamada con un distribuidor para África. Creo que el cine empieza a ser más global, más conectado y se hace buen cine en muchas partes del mundo, lo que pasa que a veces ni nos enteramos.
Carlos Penela.- ¡Es muy interesante lo que dice! Me gustaría destacar además que Milagros: una osa extraordinaria es la primera película animada que recibe el sello Climate Positive del mundo.
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- Sí, para nosotros eso nos pareció ser consecuentes con lo que estábamos tratando de decirle al mundo. Pero ahora, mirando hacia atrás, te digo que más que creer que hemos tenido un impacto en el medio ambiente mundial (creo que somos absolutamente marginales) ha sido muy importante para nosotros como compañía, como grupo, como cultura. Que los chicos dejaran de ir en transporte público, agarraran su patinete eléctrico para ir a la oficina, para reducir la huella de carbono, es un ejemplo de ello. Esto ha generado en el equipo un ambiente especial, una mística que creo que va a perdurar para otras películas. Eso ha sido lo más importante. Pero claro, nos sentimos orgullosos de haber sido los primeros en conseguirlo.
Carlos Penela.- Desde su punto de vista, ¿cuál es la relación entre la cultura, las personas y la naturaleza?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- Bueno, yo te diría que en algunas culturas no hay diferencia. Por ejemplo, en la cultura andina, los apús, los cerros, no te diría que son dioses, pero son los padres de nosotros. Incluso culturas previas a los incas eran absolutamente panteístas. Hay una relación con la naturaleza distinta. Hay una disrupción posterior. En la India es igual. Hace un tiempo me tocó ser jurado de un premio de literatura para niños y ganó un cuento que se llamaba Capecci. Me llamó mucho la atención porque era de una comunidad nativa de la Amazonía donde contaban que solo tenían tenían cinco números: uno, dos, tres, cuatro, cinco y el sexto era harto, mucho. Después de la ceremonia me acerqué al escritor y yo dije "¿cómo me explicas eso?" Me dijo "muy fácil, nosotros no necesitamos más que cinco números, porque si voy a cortar, voy a cortar un árbol, si voy a matar un jabalí, no tengo refrigeradora para guardar la carne para el día siguiente". Era una visión distinta del mundo con cinco números, y ahí tienes una integración total entre la cultura y la naturaleza. Creo que hemos cambiado. Había esta idea baconiana de el progreso como el dominio de la naturaleza, y con el tiempo ha ido cambiando, más conscientes, y hoy en día creo que lo que buscamos es una armonía con la naturaleza, sentirnos parte de ella.
Carlos Penela.- Usted escribe y publica libros para niños desde hace más de 25 años. ¿Cree que cada vez cuesta más que nuestros hijos, nuestras hijas, se enganchen a la lectura?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- No, creo que depende mucho de los padres. Estoy acostumbrado a que me inviten muchas veces a charlas a los colegios y escucho la queja del padre o la madre diciendo mi hijo no lee, mi hija no lee, ¿qué hago? Si estoy de buen humor, le digo "mire, agarre usted a Herman Melville, "Moby Dick" y empiece a leerle todas las noches un capítulo y la cuarta noche deje el libro sobre la mesa y dígale que no tiene tiempo de leer esta noche". En el 99 % de los casos, hablo de Melville, porque yo mismo lo he experimentado, el niño, la niña, va agarrar el libro y lo van a leer. En cambio, si estoy de mal humor le pregunto "¿y usted que está leyendo?" (risas) Muchas veces la literatura y la lectura es como el sushi, es un gusto adquirido. Si los hijos no ven que los padres leen... Es más, inclusive educar en ello, por ejemplo se te acerca tu hijo y tú estás leyendo y explicarle "oye, estoy leyendo, no es un momento para me interrumpas, esto es algo que quiero hacer, que me gusta hacer. Es como cuando tú juegas, tú estás jugando y yo quiero llevarte a hacer las tareas, ¿te molesta verdad?" Los subestimamos mucho. La otra forma de subestimarlos en la literatura es con el moralejismo. Cuando viene el Ministerio de educación del país respectivo y dice voy a hacer una historia sobre decir la verdad y quiero transmitir el valor de la verdad. Entonces, se meten cuatro traficantes de literatura y lo que hacen es hacer una historia y envolverla en papel de regalo. El niño se da cuenta a los 3 minutos. Eso es bien interesante, porque si yo te entrego "La guerra del fin del mundo" de Mario Vargas Llosa, es un libro así, y no te enganchas en las primeras 20 páginas, lo que va a pasar es que tú vas a seguir leyendo, primero porque el libro te costó buena plata, y segundo porque es Vargas Llosa. Ahora, si tú escribes un cuento para niños y en la primera página no se engancha, el chico se va a jugar con el Nintendo. Entonces es un público ciertamente hasta más exigente te diría yo.
Carlos Penela.- ¿Qué le aporta la escritura?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- Para mí hoy es mi balance. Yo creo que he sobrevivido a la política por la literatura. Si no hubiera tenido ese balance en mi vida, me hubiera vuelto loco. Muchas veces me preguntan "oye, tú eres economista, ¿cómo es eso que escribes? Y yo contesto que todos los economistas viven del cuento, sinceramente creo que se ha escrito más ficción en Excel que en Word (risas). ¡La escritura me hace feliz!
Carlos Penela.- Ligándolo con lo que acaba de decir, ¿podríamos definir la escritura como armonía y la política como caos?
HERNÁN GARRIDO-LECCA.- Mira, es una muy buena pregunta. En cierta forma sí, pero también es la lucha porque sea al revés. En la literatura también tiene que haber caos para que se parezca lo más posible a la realidad. Y en la política lo que falta, por supuesto, es armonía. Yo creo que en los tiempos recientes la influencia de las redes tienen un efecto polarizante en la sociedad, por la propia construcción de los algoritmos que las mueven Muchas veces lo que falta es un poco de armonía. Entonces hay que meterle literatura a la política y política a la literatura, quizás.
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